Will odia a los patos - Leer "la historia de por qué Will odia a los patos aquí en el corte". Resultará sorprendente...

TRADUCCIÓN:

Will odia a los patos.

Se lleva a cabo al comienzo del Capítulo Nueve de Clockwork Angel, "El Cónclave".

Will inició pegandole con los talones impaciente contra las patas de la mesa de biblioteca.

Si Charlotte estuviese allí, le habría dicho que deje de dañar el mobiliario, aunque la mitad de los muebles de la biblioteca ya tenía las huellas de años de abuso virutas en las columnas donde él y Jem habían estado practicando manejo de la espada fuera de la sala de entrenamiento, rayado de zapatos, impresiones sobre los asientos de la ventana donde se había sentado durante horas de lectura. Libros con las páginas dobladas y los dorsos rotos, huellas en las paredes.

Por supuesto, si Charlotte estuviese allí, no estarían haciendo lo que estaban haciendo, o bien, que observaba la forma de cambiar de Tessa, de ella misma con Camille y viceversa. Jem se sentó junto a Will en la mesa de la biblioteca, en ocasiones alentando o aconsejando en voz alta. Will, echándose hacia atrás en sus manos con una manzana que había robado de la cocina, junto a él, pretendía estar apenas prestando atención. Pero estaba atento. Tessa se paseaba arriba y abajo de la sala, con las manos apretadas a los costados por la concentración. Era fascinante observar su cambio: hubo un murmullo, como el de las tranquilas aguas de un estanque perturbado por una piedra arrojada, y su cabello oscuro que pase la cuerda por con rubia, su cuerpo curvado y cambiando de tal manera que lo encontró imposible sacar los ojos de inmediato. No se consideraba normalmente cortés para mirar a una dama en una manera tan directa, y sin embargo, se alegró de la oportunidad ...

Él era, ¿no? Él parpadeó como si necesitara despejar la cabeza. Camille era hermosa - una de las mujeres más hermosas que jamás había visto-. Sin embargo, su belleza lo dejó frío. Fue, como le había dicho a Jem, al igual que una flor muerta presionada bajo vidrio. Su corazón latía con fuerza y su mirada fue capturada por Tessa misma. Se dijo que era la fascinación de la magia inusual como , no la adorable y el no torcer el ceño en sus funciones cuando ella tuvo dificultades para captar el deslizamiento de la caminata de Camille - o la forma en que su vestido se deslizó fuera de sus clavículas y abajo de su hombro cuando se dio la vuelta sobre sí misma , o la forma de su cabello oscuro, viniendo  desprendido, se aferró a sus mejillas y el cuello mientras ella negó con la cabeza en la frustración -.

Cogió la manzana junto a él y comenzó ostentosamente a pulirla sobre la pechera de su camisa, con la esperanza de esconder el temblor repentino en sus manos. Los sentimientos por Tessa Gray no eran aceptables. Los sentimientos por cualquier persona eran peligrosos , pero los sentimientos por una chica que estaba viviendo en el Instituto - alguien que él no podía evitar y que se había convertido en una parte intrínseca de sus planes, - eran especiales.

Él sabía lo que tenía que hacer en tales circunstancias. Manejar la distancia; dañarla a ella, que ella lo odie. Y sin embargo todo en él se rebeló contra la idea. Fue porque estaba sola, vulnerable, se dijo.

Sería una gran crueldad hacerlo ...

Ella se detuvo donde estaba, levantando los brazos y haciendo un ruido de la frustración. "Yo simplemente no puedo caminar de esa manera!", Exclamó. "La forma de Camille, simplemente parece deslizarse ..."

"Tú señalas los pies muy hacia fuera al caminar", dijo Will, aunque no era estrictamente cierto. Era tan cruel como él sentía que podía ser, y Tessa le recompensó con una aguda mirada de reproche ... "Camille camina con delicadeza. Al igual que un fauno en el bosque. No como un pato. "

"Yo no camino como un pato."

"Me gustan los patos", dijo Jem. "Sobre todo los que están en Hyde Park", sonrió de lado a Will, y Will sabía lo que estaba recordando: estaba recordando lo mismo. "Recuerdo que cuando tú trataste de convencerme para alimentar con un pastel de aves de corral a los patos en el parque para ver si se podía crear una raza de patos caníbales."

Se sentía Jem desternillarse de risa a su lado. Lo que Jem no sabía era de los sentimientos de Will sobre los patos - y sí, él sabía que era ridículo tener sentimientos complicados hacia las aves acuáticas, pero no pudo evitarlo - se encontró con sus recuerdos de su infancia.

En Gales, se había contruído un estanque de patos en la parte delantera de la mansión. Cuando Will era niño, había ido a menudo fuera para lanzar trozos de pan duro a los patos. Le divertía ver a graznar y peleando por los restos de su tostada del desayuno. Lo hacía, hasta que uno de los patos, un especialmente grande ánade real - al darse cuenta de que Will no tenía pan en sus bolsillos, corrió al niño y lo mordió fuertemente en el dedo.

Will tenía sólo seis años de edad, y se había ido a toda prisa a la casa, donde Ella, de ya ocho años inconmensurablemente superior, se echó a reír en su historia y luego le vendó el dedo. No hubiera pensado más en eso si no hubiera sido que en la mañana siguiente, al salir de la casa por la puerta de la cocina, para jugar al jardín de atrás, había sido detenido por la visión del misma pato negro, sus ojos pequeños y brillantes fijos en él. Antes de Will poder moverse, se había lanzado sobre él y le mordió con saña en otra parte y en el momento en que él tuvo la oportunidad de gritar, las aves habían desaparecido entre los arbustos.

Esta vez, cuando Ella vendó el dedo, dijo: "¿Qué le hiciste a la pobre criatura, Will? Nunca he oído hablar de una planificación de venganza de un pato antes ".

"¡Nada!" Se protestó indignado. "Yo simplemente no tenía más pan para él, así que me mordió".
Ella lo miró incrédulo. Pero esa noche, antes de que Will se fuera a la cama, descorrió las cortinas de su habitación para mirar a las estrellas - y vio, inmóvil en medio del patio, la pequeña figura de un pato negro, los ojos fijos en la ventana de su habitación .

Su grito la trajo a Ella. Juntos, miraron por la ventana al pato, que parecía dispuesto a permanecer allí toda la noche. Finalmente, Ella sacudió la cabeza. "Voy a manejar esto", dijo ella, y con un movimiento de sus trenzas negras, yendo a la planta baja.

A través de la ventana, Will la vio salir de la casa. Ella se acercó al pato y se inclinó sobre él. Por un momento, que parecía estar en una conversación intensa. Después de unos minutos, se enderezó, y el pato se dio la vuelta, y con un movimiento final de sus plumas de la cola, salió del patio. Ella dio media vuelta y volvió a entrar.
Cuando regresó a la habitación de Will, que estaba sentado en la cama y mirando con ojos enormes. "¿Qué hiciste?"

Ella sonrió con aire de suficiencia. "Llegamos a un acuerdo, el pato y yo"

"¿Qué tipo de acuerdo?"

Ella se inclinó y, haciendo caso omiso de sus rizos negros gruesos, besó en la frente. "Nada de lo que tienes que preocuparte, cariño. Vete a dormir ".

Lo hizo, y el pato nunca le molestó de nuevo. Durante años después, le pediría a Ella lo que había hecho para deshacerse de la maldita cosa, y sólo se sacudía de la risa en silencio y no decia nada. Cuando él había huido de su casa después de su muerte, a mitad de camino a Londres, se había acordado que ella lo besaba en la frente - un gesto inusual para Ella, que no era tan abiertamente afectuosos, como Cecily, que nunca pudo ver a desprenderse de sus aferradas mangas - y la memoria había sido como un cuchillo caliente entrando en él, se había acurrucado alrededor del dolor y lloró.

Arrojar pasteles de aves de corral a los patos en el parque había sido útil, curiosamente, había pensado en Ella, Ella, al principio, pero la risa de Jem había volado un poco el dolor de la memoria, y sólo había pensado en lo feliz que su hermana tendría que sido haberlo visto reír allí en ese espacio verde, y como él tuvo alguna vez a gente que lo amaba, y aún así lo hizo, aunque fuera solo.

"Ellos se lo comieron también", dijo Will, tomando un bocado de la manzana. Fue practicado lo suficiente, ahora que no sabía nada de lo que había estado pensando, mostró en su rostro. "Sanguinarias pequeñas bestias. Nunca te fíes de un pato. "

Tessa miró de reojo, y ni un solo instante, Will tenía la sensación inquietante que tal vez ella vio a través de él mejor de lo que había imaginado. Ella era Tessa, sus ojos eran grises como el mar, y para una larga pausa, lo único que podía hacer era mirarla, olvidado de todo lo demás - las manzanas, los vampiros, el dolor inexplicable que lo asaltó cuando vio a las aves acuáticas, y todo lo demás el mundo que no fuera Tessa Gray.

"Patos", murmuró Jem junto a él, demasiado bajo para que Tessa lo escuchara.

"Estás loco, ¿lo sabías?"

Quitó los ojos, de Tessa. "Oh, yo lo sé."

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